¿Cómo descubrí Pink Floyd? Fue en mi adolescencia, y casi de casualidad. Un día, de visita en casa de mi tío miraba sus vinilos, que tiene un montón. Y apareció ante mi vista, así de golpe, uno con una portada blanca en la que salen dos hombres en un callejón solitario (que parece el escenario de un rodaje antes de que salgan los actores a escena) dándose la mano, y a uno de ellos le salen unas llamas por la espalda. Psicodélico, ¿eh? ¡Disteis en el clavo!
Y le pregunto a mi tío con toda la curiosidad que dicha portada podía suscitar: “¿y esto qué es?”. Y va él y me sonríe: “¿Esto? Esto lo escuchaba yo de joven y es buenísimo”. Y lo puso en el tocadiscos. De esa primera audición, realmente, no guardé nada en mi memoria, pero en ese momento ignoraba lo que me acababa de suceder...
No mucho después, a un compañero de clase a quien también le gusta la música, le pregunté si por casualidad tenía algo de Pink Floyd, porque ya me empezaba a picar la curiosudad. Y resultó que tenía dos cintas de cassette, con un concierto y ciertas canciones de otro álbum de culto, cuya portada es un prisma que descompone un haz de luz en los distintos colores. Y en esta ocasión sí que pude descubrir a Pink Floyd como se merecía. Fue en ese momento cuando escuché el concierto de la gira de finales de los 80, donde tocaban clásicos y canciones del disco de aquél entonces, y canciones del “Dark side of the Moon” como “Speak to me”, “Breathe”, “Time”, “The great gig in the sky” y “Money”.
Y empecé a coleccionar los albums del grupo, poco a poco, hasta tener no toda la discografía, pero sí los discos más emblemáticos. Y fui descubriendo la historia de Pink Floyd, y además en los 90 sacaron el último album, “The division bell”, considerado por mi amigo Jordi (Jordi’s blogging) como un album perfecto de música perfecta, con lo que estoy bastante de acuerdo, XD. Y es que hay himnos como “High Hopes”, “A great day for freedom”, “Coming back to life” o “Poles apart”, XD. Aprovecho para mencionar otro himno, del disco anterior (A momentary lapse of reason), que es un tema genial y, además, solidario: “On the turning away”.
Y entonces, al ir conociendo el grupo con detalle, me di cuenta de que esa guitarra que sonaba taaaaaaaaaan bien era gracias a un señor llamado David Gilmour, que tiene un toque especial y característico (incluso reconocido por Paul McCartney, quien contó con David para el solo de guitarra de su tema “No more lonely nights”). Pues eso, que de Pink Floyd, no sólo existe el mítico “Another brick in the wall”, sino que hay muchos otros temas antológicos (por mencionar algunos más, “Shine on you crazy diamond”, “Wish you were here”, “Echoes”, “Comfortably numb”, y el instrumental “Marooned”).
Y le pregunto a mi tío con toda la curiosidad que dicha portada podía suscitar: “¿y esto qué es?”. Y va él y me sonríe: “¿Esto? Esto lo escuchaba yo de joven y es buenísimo”. Y lo puso en el tocadiscos. De esa primera audición, realmente, no guardé nada en mi memoria, pero en ese momento ignoraba lo que me acababa de suceder...
No mucho después, a un compañero de clase a quien también le gusta la música, le pregunté si por casualidad tenía algo de Pink Floyd, porque ya me empezaba a picar la curiosudad. Y resultó que tenía dos cintas de cassette, con un concierto y ciertas canciones de otro álbum de culto, cuya portada es un prisma que descompone un haz de luz en los distintos colores. Y en esta ocasión sí que pude descubrir a Pink Floyd como se merecía. Fue en ese momento cuando escuché el concierto de la gira de finales de los 80, donde tocaban clásicos y canciones del disco de aquél entonces, y canciones del “Dark side of the Moon” como “Speak to me”, “Breathe”, “Time”, “The great gig in the sky” y “Money”.
Y empecé a coleccionar los albums del grupo, poco a poco, hasta tener no toda la discografía, pero sí los discos más emblemáticos. Y fui descubriendo la historia de Pink Floyd, y además en los 90 sacaron el último album, “The division bell”, considerado por mi amigo Jordi (Jordi’s blogging) como un album perfecto de música perfecta, con lo que estoy bastante de acuerdo, XD. Y es que hay himnos como “High Hopes”, “A great day for freedom”, “Coming back to life” o “Poles apart”, XD. Aprovecho para mencionar otro himno, del disco anterior (A momentary lapse of reason), que es un tema genial y, además, solidario: “On the turning away”.
Y entonces, al ir conociendo el grupo con detalle, me di cuenta de que esa guitarra que sonaba taaaaaaaaaan bien era gracias a un señor llamado David Gilmour, que tiene un toque especial y característico (incluso reconocido por Paul McCartney, quien contó con David para el solo de guitarra de su tema “No more lonely nights”). Pues eso, que de Pink Floyd, no sólo existe el mítico “Another brick in the wall”, sino que hay muchos otros temas antológicos (por mencionar algunos más, “Shine on you crazy diamond”, “Wish you were here”, “Echoes”, “Comfortably numb”, y el instrumental “Marooned”).
En fin, que cuando uno descubre un grupo de música así, al poder disfrutar de canciones de esa calidad, se considera muy afortunado. ¡¡¡Viva Pink Floyd!!! XDDDD
