Time

Avanza inexorable. A veces pasa como una exhalación y en otras ocasiones se ralentiza hasta casi detenerse. Nuestra percepción de él puede variar, pero él siempre camina al mismo ritmo. Y no hay quien le detenga ni le haga retroceder.

Se le han dedicado muchas obras artísticas, entre las cuales se incluyen un sinfín de canciones (Pink Floyd o Alan Parsons son ejemplos de ello), como a un recurso que puede llegar a ser un tesoro para los mortales. Una de las obras que merecen especial atención es el cuadro llamado “La persistencia de la memoria” de Dalí (sobre estas líneas), en la que la referencia, si bien surrealista, al tiempo queda inmortalizada con esos relojes que se funden (“melting clocks”), algo muy poético, ¿no os parece? Bueno, paro con esto ahora, que me desvío...

¿Por dónde quería yo seguir? Ah, vale. Ya lo tengo, XD...

Y es que cuando uno necesita tiempo, al disponer de una cierta cantidad de él, lo quiere disfrutar. Ya sea en su mundo particular, en el pequeño universo creado entre uno mismo y las amistades, con la pareja o con la familia, por citar algunos ejemplos.

Si miramos al tiempo con perspectiva, nos damos cuenta de que estamos en este mundo durante un breve lapso de tiempo, y de que nuestras vidas son muy cortas en comparación con la de nuestro planeta y el universo en que se nos encontramos. Y si tenemos en consideración que el espacio y el tiempo están relacionados y de que todo sucede por lo menos en cuatro dimensiones, la cosa se complica.

¿Conclusión? Quizás, simplemente, que hay que pensar que estamos aquí “de paso”, o si lo preferís, “cuatro días” (y alguien dijo una vez que de esos 4 días, 2 son puente, XD).

En fin, que todo este rollo viene por dedicarle un post al tiempo. Este sigue su paso y no podemos hacer nada más que intentar disfrutar al máximo mientras sea “nuestro” tiempo, el que nos toca vivir.